-

Guerrera contra la adversidad; embajadora de felicidad, Aida Mercedes Montalvo Otero:

«El roble más fuerte del bosque no es el que está protegido de la tormenta y escondido del sol. Es el que está al aire libre, donde se ve obligado a luchar por su existencia contra los vientos, la lluvia y el sol abrasador» Napoleón Hill

Hace poco más de tres años, tras los embates del huracán María sobre la Isla, resurgió un vocablo que, por su significado y simbolismo, contagió a quienes vivimos y presenciamos aquella amarga e inolvidable experiencia. Se trata de “resiliencia”, esa capacidad que distingue a los seres vivientes para enfrentarse a las adversidades de la vida y transformar el dolor en fuerza motora para superarse y salir fortalecidos de ellas. Aunque María nos enseñó a ser más fuertes y resistentes; más solidarios y empáticos; más generosos y sensibles, no es menos cierto que -desde mucho tiempo antes- conocemos testimonios vivientes de esta gran cualidad, aun cuando no se conocía el popular y moderno vocablo. Uno de ellos, es el de Aida Mercedes Montalvo Otero, a quien cariñosamente llamamos “Aidita Montalvo”, una de nuestras Damas Destacadas 2021.

La sombra de la adversidad ha sido compañera de Aidita desde antes de su nacimiento, pues su embarazo fue uno de alto riesgo y los médicos no aseguraban el alumbramiento. Sin embargo, la fe, el amor y la felicidad que representan la llegada de un primogénito, sirvieron de soporte a doña Mercedes y a don Nicolás hasta ver el sueño hecho realidad. El 11 de agosto de 1958, en el Hospital Presbiteriano de San Juan, nació la hermosa y saludable niña que bautizaron como Aida Mercedes. Años más tarde, nacieron sus dos hermanas: Marta y Maribel, y con ellas quedaron constituidas “las tres peñas” del clan Montalvo-Otero.

Desde temprano en la vida, Aidita aprendió de sus padres que el amor y la unión familiar son el pilar de la felicidad; y que el trabajo digno y honrado conducen a la estabilidad. El hecho de que doña Mercedes y don Nicolás realizarán trabajo asalariado -ella como operaria en la desaparecida Caribe China, y él como gerente en industrias privadas- no fue impedimento para inculcarles a sus tres hijas los valores y sentimientos que las forjaron como ciudadanas de bien. En el caso de Aidita, luego de cursar sus estudios primarios y secundarios en las escuelas públicas de su adorado Vega Baja, completó un bachillerato en Trabajo Social, el cual le facilitó entrar al servicio público. Esta experiencia marcó positivamente su vida para siempre, pues descubrió que una de sus misiones en la vida era servir y hacer feliz a los demás.

En el transcurso de su vida personal y profesional, conoció al joven —Jesús González, con quien contrajo nupcias y procreó una hermosa familia de tres hijos: Emmanuel, Saúl y Leonardo. Gracias al ejemplo de sus respectivos padres, Aidita y Chú, como cariñosamente es apodado, sembraron en sus hijos el amor al prójimo y el servicio a la sociedad mediante una educación de calidad basada en principios y valores. Como la Parábola del Sembrador, la semilla cayó en terreno fértil y se reprodujo abundantemente hasta convertirlos en abuelos de cinco hermosos y adorados nietos, que inyectan alegría a sus vidas y motivan la esperanza de luchar.

En 1994, Aidita recibió la invitación del entonces alcalde, Luisito Meléndez Cano, para formar parte de la Administración Municipal como administradora del Centro de Envejecientes Juan A. Pérez Melón, ubicado en las facilidades de la antigua cárcel municipal. Esta experiencia de vida constituyó un enorme y preciado regalo, tanto para ella, para su familia, para los participantes, así como para sus compañeros de trabajo. Su vocación, dedicación y amor incondicional, acompañados de su contagiosa alegría, convirtieron a esta dependencia municipal en un verdadero aosis de amor y felicidad.

Fueron cientos, quizás miles, los jóvenes de la edad de oro de nuestra ciudad que -gracias al calibre humano y profesional de Aidita- recibían en el Centro Pérez Melón su única dosis de compañía fraternal, alimento y cariño incondicional. Sin temor a equivocarnos, y sin reserva alguna, podemos proclamar que, bajo la tutela de esta quijotesca mujer, nuestro centro de envejecientes no solo dictó cátedra de sensibilidad humana, sino que se convirtió en uno de los más prestigiados de la zona.

En el año 2017, en reconocimiento a su extraordinario desempeño como servidora pública, el alcalde Marcos Cruz Molina designó a Aidita Montalvo como directora del Departamento Municipal de Asuntos a la Familia, puesto que ocupó hasta el 15 de enero de 2021, cuando         –después de veintiséis años de servicio– presentó su renuncia para dedicarse en cuerpo y alma a atender su quebrantada salud. En medio de este nuevo reto, abrigada del amor familiar y cobijada por su inquebrantable fe, esta guerrera contra la adversidad continúa dándonos lecciones de valor, estoicismo y valentía. En su peregrinar, respaldada por una trayectoria impecable de calidad humana, Aidita encarna y nos recuerda las palabras del escritor ruso León Tolstoi: “el secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace”.

Gracias Aidita por tu servicio abnegado; por tu alegría contagiosa; por tu amor incondicional. Gracias por lo mucho y lo bueno que le has legado a esta bendita Vega. ¡Que el Señor te continúe bendiciendo hoy y siempre!

José Luis Colón González

Facebooktwitterlinkedininstagramflickrfoursquaremail

Enlace permanente a este artículo: https://www.vegabaja.gov.pr/guerrera-contra-la-adversidad-embajadora-de-felicidad-aida-mercedes-montalvo-otero/